El PARAÍSO infernal de Andrei Konchalovsky [Cine]

El veterano director Andrei Konchalovski, lejos ya sus épocas en las que trabajó codo con codo con maestros como Andrei Tarkovski o de sus días en Hollywood rodando blockbusters de acción como 'El Tren del Infierno' o 'Tango & Cash' nos presenta 'Paraíso', su particular mirada al Holocausto.



¿De qué va?
Olga, una aristócrata rusa miembro de la Resistencia, Jules, un francés amante de la buena vida convertido en un corrupto funcionario Nazi y Helmut, oficial de las SS que ejerce su poder sin importarle las consecuencias morales de sus actos ven como sus vidas se entrecruzan durante la Segunda Guerra Mundial. Motivados por el conflicto, cada personaje es obligado a tomar decisiones vitales según su propia ideología.

La crítica
Abandonad toda esperanza, los que entráis.
     DANTE

No es fácil encontrar una respuesta convincente a la pregunta sobre cómo pudo el nacionalsocialismo resultar tan atractivo y popular para la mayoría de la sociedad alemana. Es decir, ¿cómo un régimen tiránico, megalómano, falaz y a la postre criminal pudo contar con el favor, el entusiasmo y la aceptación de tantos alemanes? ¿Cómo pudieron cometer y amparar los crímenes más horribles?
Esto es precisamente lo que pretende el director ruso Andrei Konchalovski en 'Paraíso', ofrecer al espectador una explicación a este interrogante a través de la ficción. Y lo hace utilizando una estructura narrativa fragmentaria y poliédrica que alterna las declaraciones individuales de los tres personajes protagonistas involucrados, que hablan directamente a la cámara exponiendo sus posiciones y su actuación, con escenas de los acontecimientos referidos. Estos personajes son, por un lado el colaborador con el nazismo, Jules (Philippe Duquesne), un jefe de policía francés cómplice de las deportaciones durante la Ocupación. Por otro, el opositor, Olga (Yuliya Vysotskaya), una mujer de origen ruso, miembro de la Resistencia, que acoge niños judíos de la persecución antisemita. Y por último, el nazi, Helmut (Christian Clauss), un oficial aristócrata de las SS, interventor de la contabilidad de los campos de exterminio.
Así, el film indaga en una doble dirección: por una parte, la asimilación y la convicción ideológica y, por otra, la obediencia y el acatamiento acríticos. Desde la participación de la policia francesa con las fuerzas de ocupación alemanas en el arresto y deportación de miles de judíos a la idolatría y la lealtad total al Fürher, pasando por las leyes raciales de ciudadanía, la simbología pagana germánica (el anillo de las SS), la fascinación y el poder de seducción de los discursos de Hitler, o la perversión de la idea nietscheana del superhombre. Frente a la insensibilización, la complicidad y el autoengaño, contrapone claramente la actitud moral del rechazo consciente y la oposición activa al nazismo, esto es, mediante la conducta humanitaria de acoger a los perseguidos y la altruista del autosacrificio.

Visualmente, Konchalovski ha optado por imitar estilística y estéticamente la representación de las imágenes de la época, utilizando el formato cuadrado, la cámara fija y un riguroso blanco y negro, como si estuviese filmada en los años 30-40, para dotar a la ficción de una sensación de verosimilitud y gravedad. Así mismo, emplea elementos característicos del documental en las escenas de las declaraciones de los tres protagonistas, como el plano medio corto y el primer plano o el empleo de cortes con salto en el montaje, entre otros, para lograr el mismo efecto en los espectadores.
En suma, responder a la cuestión de cómo fue posible el nazismo, la reflexión sobre la responsabilidad moral de nuestras acciones y decisiones, y la representación cinematográfica de la historia que se nos narra, son razones más que suficientes para ver esta película sugerente, atrevida y certera, desde la distancia, setenta y dos años después de la liberación de los campos nazis.

Javier Robles
@moiblancetbleu

Nota final: 7

Invitado

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